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¿Os acordáis que el 13-04 en la página web de Monster High en USA se publicó la foto de Ghoulia con la Scooter y Slo Moe? También había un capítulo especial de la visita de Ghoulia al Monstruo Centro Comercial en Inglés.  Gracias al club de Monstruo Bloggeras podremos disfrutar de él en Español.

Monster High 2 de Lisi Harrison
Monster High 2 de Lisi Harrison

Este capítulo pertenece al segundo libro de Monster High: «Monstruos de lo más normales», el cual trata de Frankie Stein, quién apenas lleva viva unos meses y ya ha revolucionado el mundo de los RAD que viven en Salem, Oregon, haciéndose pasar por normis. Está harta de ocultar su maravillosa piel de color verde y los tornillos de su cuello; y de que Lala tenga que esconder los colmillos cada vez que sonríe; o que Clawdeen, Cleo, Lagoona, Deuce y los demás no puedan mostrarse tal y como son.

¡Ser diferentes no puede ser malo! Así que ella y varios amigos del Merston High decidieron asistir a la fiesta de disfraces del instituto disfrazados de ellos mismos, con la esperanza de que los normis se diesen cuenta de que no tienen por qué creer todo lo que enseñan las películas de terror. Solo que la cosa no salió como ellos esperaban.

El capítulo 13 trata de una acamapada que monta Ghoulia Yelps en el Antro Comercial con la ayuda de Slo Moe y Heath Burns para evitar que sus padres se marchen de Salem gracias al jaleo que se montó en la fiesta de Halloween del Instituto Merston High.

Índice del Libro Monster High Monstruos de lo más normales.
Índice del Libro Monster High Monstruos de lo más normales.

 

CAPÍTULO OCULTO 13: «ACAMPADA EN EL ANTRO COMERCIAL»

Extracto del Libro Monster High 2
Extracto del Libro Monster High 2

 

CAPÍTULO OCULTO 13: "ACAMPADA EN EL ANTRO COMERCIAL"
CAPÍTULO OCULTO 13: «ACAMPADA EN EL ANTRO COMERCIAL»

 

«Benditos sean los normis que inventaron los antros comerciales al aire libre»

… pensó Ghoulia Yelps mientras pegaba un pase de vehículo especial en su Zombie moto. Atrás quedaban los días cuando se quedaba mirando el escaparate de una tienda mientras sus amigas se iban de compras por toda la ciudad. Gracias a su nueva pegatina dorada, un pase especial para personas con movilidad reducida, ahora ya podía conducir su zombi moto por el antro comercial de Salem.

«Agárrate bien», gritó en zombi mientras aceleraba a todo gas. Slow Moe, el amor platónico de Ghoulia, que parecía salido de alguno de sus cómics preferidos, estrechó a Ghoulia entre sus musculosos brazos para sujetarse bien. «jYuju!».

Ghoulia se imaginó a sí misma como una reina conduciendo por su reino lleno de tiendas de jabón con aromas afrutados, grandes almacenes de ropa a la última moda, restaurantes y tiendas de gafas de sol.

En su reino, la gente llevaba los mejores bolsos, tomaba cafés en las terrazas; los maniquíes de las tiendas lucían los conjuntos mas fashion y las calles estaban abarrotadas de artistas que hacían todo tipo de espectáculos a cambio de una moneda.

El antro comercial fue el primer sitio al que los padres de Ghoulia le dejaron ir sola, pero si su minucioso plan no funcionaba a la perfección, nunca más volvería a pisar ese lugar tan chulo.

Ghoulia apretó el acelerador y su Zombi moto dio un bandazo. La bebida energética de Slow Moe salió disparada y cayó al suelo. Slow Moe gritó de rabia mientras Ghoulia se reía.

Slow Moe le dio un golpecito en la espalda a Ghoulia para que se detuviera frente a una cafeterroría para pedir otro refresco.

«Lo siento», dijo Ghoulia con una risita mientras se fijaba en los vaqueros manchados de Slow Moe.

«Mentirosa», le contestó Slow Moe con una mueca de complicidad.

Tenía razón, Ghoulia no lo sentía en absoluto. Es más, le encantaba pillar desprevenido, al meticuloso de Slow Moe, esto le ayudaba a sentirse como la divertida e imprevisible heroína de cómic que le gustaría ser. La capacidad de Slow Moe para anticiparse a lo que pensaban hacer los demás le había servido para ganar una colección entera de trofeos de ajedrez, pero con Ghoulia era desesperadamente lento y su estrategia no le servía de nada. Normalmente, se reían mucho con las bromas de Ghoulia, y sus risas solían acabar en largas miradas melancólicas, pero hoy no iba a ser igual, el romanticismo pedía mucha paciencia y el tiempo se les estaba agotando.

Los Yelps casi habían acabado de hacer las maletas, en comparación con otros monstruos, eran muy lentos, pero el miedo a que les descubrieran hacía que se movieran más deprisa de lo habitual. Sus padres habían empezado a cargar el camión de la mudanza por la mañana, poco antes de que Ghoulia saliera de casa, y le habían advertido de que en doce horas estarán listos. Lo que significaba que tardarán unas cuarenta y ocho horas, pero aun así era demasiado pronto. Cuarenta y ocho horas y su vida se acabaría, esta vez de verdad. Su familia se iba a mudar a Lápida, una ciudad perdida en medio del desierto. Ghoulia y Slow Moe tendrían que despedirse, para siempre.

«¡Antes muerta!>, grito Ghoulia mientras aceleraba todavía más. Varios normis pululaban como palomas por las calles, así que Ghoulia tocó el claxon mientras daba la vuelta al puesto de galletas y tomaba la calle del antro comercial.

El lugar estaba lleno de fantasmas, pero no de esos divertidos que solían ir al instituto Merston, sino de los que atormentaban sus pensamientos con recuerdos de tiempos mejores.

«Saca una foto de la fuente», le dijo a Moe cuando pasaban junto a esta.

«¡Clic!». El verano pasado Lagoona Blue saltó dentro de la fuente y todos los demás monstruos la siguieron. Hacía tanto calor que sus madres ni siquiera les regañaron. En un momento se montó una monstruosa guerra de agua, hasta que llegaron los de seguridad. El incidente incluso salió en los periódicos, el titular decía: «La fuente de la juventud».

«¡Oh! Sácale una foto al chico de las palomitas», añadió Ghoulia señalando el quiosco de las palomitas de color rojo y amarillo.

«¡Clic!», Slow Moe hizo otra foto.

«Una vez, Cleo se hizo un lío con las vendas y por poco el chico de las palomitas no le vio la piel».

Luego, para tomarle el pelo la invitó a palomitas sin sal ni mantequilla, de esas que se llaman palomitas desnudas. Ghoulia podía notar como Slow Moe sonreía detrás de ella a pesar de que le estuviera contando una historia agridulce.

«Oh, ¿ves esa mancha de pintura roja de la pared, justo al lado de la tienda de ropa? ». Slow Moe asintió con la cabeza.

«Allí es donde un defensor de los derechos de los animales roció con espray a Clawdeen. El muy animal creyó que Clawdeen llevaba un abrigo de piel de visón», dijo Ghoulia mientras se reía.

«Es cierto que el abrigo de Clawdeen era de piel de verdad, pero aun así…», Ghoulia hizo una pausa y no fue capaz de seguir. Frenó lentamente la Zombi moto hasta detenerse, mientras sus palabras se atragantaban en su angustiada garganta. El futuro había dejado de ser un calendario de colores, lleno de calaveritas sonrientes e invitaciones a fiestas.

La tristeza, pesada como una losa, cubría a Ghoulia desde su melena azul hasta los tacones de sus plataformas de color rojo rubí. Se quitó las gafas y se secó las pestañas moradas.

Slow Moe la cogió, le dio la vuelta y se fundieron en un abrazo. «Todo saldrá bien», dijo él. Ella suspiro. Slow Moe se inclinó hacia delante hasta coger el manillar de la Zombi moto, abrazando el cuerpo de Ghoulia.

«Vámonos», dijo mientras arrancaba la moto y pasaba zumbando entre la muchedumbre.  La bufanda a rayas de Ghoulia salió volando y fue a parar en la fuente.

«¡Espera, mi bufanda!», grito Ghoulia.

«Me debías una», murmuro Slow Moe en el oído de Ghoulia.

Ella se rió y la losa de tristeza se evaporó. Todavía tenía la sonrisa en los labios cuando llegaron al cine. Tal como había planeado, Heath la estaba esperando frente a las taquillas can su cámara digital. Una lIamarada de pelo rojo se escapo por debajo de su gorro negro.

«¿TODO LlSTO?», le escribió Ghoulia con el móvil mientras se fijaba en los bancos y las aceras vacías.

«¿DÓNDE ESTÁN LOS BAILARINES?».

«No te preocupes, detrás de esos arbustos nos esperan escondidos unos cuantos chicos», dijo Heath. «Creen que se trata de una broma relacionada con la peli de monstruos que dan en el cine», añadió.

«¿YA SABEN CUÁNDO TIENEN QUE SALlR?».

Ghoulia Yelps en su Zombimoto
Ghoulia Yelps en su Zombimoto

… “Cuando Michael Jackson cante eso de «you’re out of time», saldrán de su escondite y empezarán a hacer el baile de los zombis del video clip de «Thriller», de acuerdo?”.

Ghoulia asintió con la cabeza y le dio un abrazo.

Heath dio una palmada a la funda de su cámara, «también he traído unas cuantas linternas de más».

«Linternas?», preguntó Slow Moe sacando su ajustado conjunto de piel del maletero de la zombi moto.

Heath asintió orgulloso, «no creo que vayamos a necesitarlas, al menos hasta … », volvió la mirada hacia arriba y se·fijó en el blanco cielo de la tarde, « … al menos hasta que anochezca, dentro de cinco horas».

«Y las linternas, para qué son?», insistió Ghoulia algo contrariada. No es que no estuviera agradecida por la ayuda de Heath, en realidad estaba encantada, pero no le gustaba que tomara la iniciativa y le cambiara los planes. Heath no hablaba zombi, pero entendió la pregunta.

«Me dijiste que tenías un plan brillante y que tenía que salir a la perfección, por eso las linternas, para darle más brillo al asunto», contestó Heath como si nada. Seguramente Ghoulia se habrá reído por la ocurrencia de Heath, si no fuera porque su futuro estaba en juego. En vez de reírse, inspiró profundamente y empezó a escribir:

«NO MÁS IDEAS, ESTO TIENE QUE SALIR A LA PERFECCIÓN PARA QUE TODO EL MUNDO LO VEA. SLOW MOE Y YO VAMOS A BAILAR LA CANCIÓN  «THRILLER».  TÚ LIMÍTATE A GRABARNOS Y A ACELERAR LAS IMÁGENES PARA QUE NO SE NOTE QUE SOMOS ZOMBIS DE VERDAD. LUEGO CUELGA EL VIDEO EN MONSTRUO-TUBE».

Heath contestó escribiendo: «POR QUÉ?». Ghoulia pensó en gritarle, «ya te lo he explicado todo en mi correo electrónico de once páginas», pero no quería que Heath se fuera echando chispas, así que se contuvo. Sin este vídeo, su mensaje no llegara a verse en Internet, y si el vídeo no conseguía correr como un virus por la red, nunca más volverla a salir con Slow Moe.

«CUANDO ACABEMOS EL BAILE, LOS NORMIS SE PONDRÁN A APLAUDIR Y A ACLAMARNOS. TODOS NUESTROS AMIGOS MONSTRUOS QUE HAN HUIDO DE LA CIUDAD VERÁN LO SEGURO QUE ES ESTE LUGAR Y VOLVERÁN A SUS CASAS. AS! YO TAMPOCO TENDRÉ QUE IRME, LO ENTIENDES AHORA?».

Heath asintió como si le hubiera quedado todo claro, pero se mordió una uña mientras ponía cara de no haber entendido nada.

«HE GRABADO UNA VERSIÓN SÚPER LENTA DE LA CANCIÓN PARA QUE SLOW MOE Y YO PODAMOS SEGUIR EL RITMO», escribió Ghoulia,

«ASÍ QUE RECUERDA ACELERAR LAS IMÁGENES CUANDO EDITES EL VÍDEO, VALE?».

Luego saco unos altavoces de iPod de su bandolera. «Supongo que sigue en pie eso de invitarme a tomar algo en cuanto acabemos, verdad?».

Ghoulia se lo había prometido, así que asintió con la cabeza y luego miró la hora en su teléfono móvil.

«Los espectadores de la película deberán salir en tres minutos!». Ghoulia le hizo una señal a Heath, quien quito la tapa de la cámara.

Slow Moe llevaba un rato peleándose por ponerse el ajustado conjunto rojo y negro de Michael Jackson que había alquilado; estaba increíble, Mientras tanto, Ghoulia acababa de ponerse sus mallas de leopardo por debajo de la rodilla y su chaqueta vaquera. Iban vestidos igual que los personajes del videoclip.

Con los corazones latiéndoles de emoción, se quedaron de pie en el centro del antro comercial esperando impacientemente el momento de empezar el baile. Slow Moe le guiñó un ojo a Ghoulia, «todo irá bien».

Ella le devolvió el guiño y pensó: «preferiría morirme otra vez antes que tener que abandonarte». De repente, un estruendo resonó por todo el antro comercial. Las puertas del cine se abrieron de par en par y empezaron a salir los espectadores. Lentamente y con los ojos todavía entrecerrados, se amontonaban en la salida mientras sus ojos se acostumbraban a la luz de la tarde.

«Ahooooooora!», le gritó Ghoulia a Heath, y empezó a sonar una versión monstruosamente lenta de «Thriller».  It’s … . .. close …. . .. to … . .. mid- night. ..

Empezaron a acumularse los curiosos, que intercambiaban miradas interrogativas y risitas nerviosas mientras Slow Moe y Ghoulia cantaban. El público se acercaba cada vez más y algunas personas los grababan con sus teléfonos móviles. Ghoulia hizo todo  lo posible para mantenerse en el papel de novia asustada de Michael Jackson, pero le resultaba muy difícil no mirar de reojo a su creciente número de fans. Aun así, consiguió centrarse en Moe hasta la segunda estrofa, pero luego le pudo la curiosidad.

¿Cuántos espectadores habrá?  ¿Centenares, miles? ¿Habrán llegado ya los equipos de las cadenas de televisión? Se moría por echar un vistazo al público antes de que los bailarines disfrazados de zombi salieran de su escondite para rematar el espectáculo, pero sabía que lo último que debe hacer un buen actor es fijarse en el público en plena función. Con un sutil giro de la cabeza, Ghoulia lanzo una mirada hacia la tienda de campaña que habrá montada frente a una tienda de deportes de aventura. Tres adolescentes se reían cubriéndose la cara con las manos. ¿De quien se reirán? Ghoulia giró el cuello un poco más. No quedaba nadie, ni siquiera el sol. Las farolas metálicas estaban encendidas y de la tienda de deportes de aventura salía una tenue luz de f1uorescentes. Un hombre bajo y fornido estaba sentado en las taquillas del cine, pero ese difícilmente se podrá contar como público.

«¿Dónde se habrá ido todo el mundo? ¿De verdad llevo cinco horas mirado fijamente a Moe? ¿Tendrán razón los normis en eso de que el tiempo vuela cuando te sientes a gusto con alguien?».

«Se han ido todos», dijo Moe, dejando de cantar la letra de la canción por primera vez, «llevamos unas cuantas horas solos».

Ghoulia se estremeció, «¿por qué no me has dicho nada?».

«No quería arruinar el vídeo», contestó Slow Moe con una mueca adorable.

«A lo mejor si pasamos a la parte del baile, el publico volverá». dijo Ghoulia todavía bailando al lento ritmo de la música.

«Mmm, me parece que los bailarines también se han ido», sentenció Slow Moe señalando el banco que había detrás de Ghoulia.

Al girarse, vio a Heath roncando con la cámara colgando de una mano y balanceándose al ritmo de su respiración. A Ghoulia le entraron ganas de dar una patada a su iPod, meterse en la primera heladería y atiborrarse de azúcar y helados hasta reventar. Luego, cuando se le pasara la rabia, se acurrucaría en posición fetal y lloraría hasta quedarse sin lágrimas. Pero de repente se acordó de que era una Yelps, una chica persistente, obstinada y que nunca dejaba las cosas a medias aunque resultaran ser un desastre. Así que siguió bailando.

Mow la detuvo. Acaricio el rostro de Ghoulia’ y dijo, «quizá deberíamos tomarnos un respiro».

«¿Y luego qué?, espetó Ghoulia mientras un tsunami de lagrimas inundaba sus pestañas moradas, «¿quieres que ayude a mis padres a hacer las maletas?».

Podríamos echamos en algún lugar cómodo».

«¿Eh?»; dijo Ghoulia preguntándose si le había oído bien.

Luego sus manos se encontraron, Slow Moe la guió hasta la tienda de campaña que había delante de la tienda de deportes de aventura y la ayudó a entrar. Se abrazaron como nunca y Slo Moe la besó lentamente en la frente y la punta de la nariz.

 

Sloe Moe el amor de Ghoulia Yelps
Sloe Moe el amor de Ghoulia Yelps

… Ghoulia jamás había visto nada tan romántico en sus cómics, y este pensamiento la hizo llorar más. El olor a goma, las paredes de tela verde de la tienda de campaña, sus pies asomando fuera de la tienda… Seguro que nunca olvidaría este instante, y seguro que acabaría por convertirse en un recuerdo más de esos que tanto la atormentaban. Las lágrimas bañaron sus labios con el doloroso sabor de la tristeza. Ahora ya daba igual si miles de personas veían o no su vídeo por internet, o si su zombimoto tenía un motor súper potente, el tiempo pasaría y, como siempre, acabaría ganando la partida.

 

–          “Somos el 99 por ciento”, gritó una voz masculina desde un lugar cercano.

–           “Ojalá fuera cierto”, pensó Ghoulia mientras besaba a Moe entre lágrimas.

 

Ella era una marginada entre los marginados, condenada a vivir lejos de su amor, Slo Moe.

 

–          “Rosa, Jazmín”, siguió gritando el desconocido. “¡Ya ha empezado! Enviad un mensaje a Ziggy y a Hanna, yo aviso a los demás y voy a por las tiendas que tengo en el coche”

 

A Ghoulia, el entusiasmo que transmitía esa voz le pareció una broma de mal gusto.

 

–          “¿Cómo se atreve a estar contento en un momento tan trágico?”

De repente dos chicas empezaron a gritar, “Acampada, acampada”.

 

–          “Seguramente son Rosa y Jazmín”, pensó Ghoulia. “Un momento, ¿Jazmín no es un nombre de chico? Mmm, quizá sea un nombre neutro. De todos modos es el nombre de una flor y las flores son femeninas, ¿verdad? A lo mejor existen flores masculinas. ¿Por qué les gustará a los normis ponerse nombres tan cursis? Y encima dicen que los nombres de los monstruos son raros. Ghoulia, Slo Moe; a mí me parecen nombres normales, pero mira que llamarse Jazmín”.

 

–          “Acampada, acampada, acampada, acampada”

 

En pocos minutos se había reunido una muchedumbre que coreaba consignas. Las sombras deformadas de los normis se traslucían por la tela verde de su tienda de campaña.

 

–          “¿Nos van a atacar?, preguntó preocupada Ghoulia, ¿qué está pasando allí fuera?”

–          Slo Moe la abrazó con fuerza, “No te muevas de aquí”

 

En vez de hacerle caso, Ghoulia sacó la cabeza por la puerta de la tienda de campaña. Un montón de gente se había reunido en el antro comercial. El suelo estaba cubierto de tiendas de campaña y sus pancartas llenaban el cielo de la noche: “Estoy aquí por mis nietos”, “Compra productos locales”, “¡No a la comida basura!”.

 

Era una de esas protestas que Ghoulia había visto en internet, en la que los normis se quejaban de sus problemas y pedían cambios. Ghoulia sabía que se habían organizado manifestaciones en las grandes ciudades, ¿pero qué hacían en un antro comercial? Luego se dio cuenta de que habían acampado frente a la panadería, que en pocos días iba a cerrar. Habían traído tartas caseras y las estaban compartiendo.

 

–          “¿Por qué no habré conseguido yo reunir un gentío como este?” Suspiró Ghoulia mientras salía de la tienda de campaña.

 

En vez de una respuesta, Ghoulia recibió aplausos.

 

–          “¿Eh?. ¡Ellos empezaron esta protesta!” Gritó una voz que le resultaba conocida.

 

Era el normi que había llamado a Rosa y Jazmín. Resultó ser un universitario desaliñado con vaqueros manchados de barro, mal afeitado, estaba claro que formaba parte de la élite del uno por ciento.

 

–          “Acampada, acampada, acampada, acampada”, gritaba el gentío mientras se acercaba Ghoulia.

–          “¡Eeeeeeeeeh!”, gruñó Moe saliendo en su defensa.

–          “No te preocupes”, le susurró Ghoulia. Luego se volvió hacia el chico y le hizo un gesto como diciendo, “Ya lo sé, a veces mi amigo puede parecer un poco raro”.

–          “Con una tienda basta para empezar una acampada”, mientras le mostraba esta consigna escrita en su camiseta, “y vosotros dos habéis empezado todo esto”.

 

A continuación, le ofreció a Ghoulia un trozo de tarta de manzana. Slo Moe le susurró al oído:

–          “Ya te dije que debíamos tomarnos un respiro”

 

Entre risas, Ghoulia se puso de puntillas y besó la mejilla del único zombi que acampaba en su corazón.

–          “Despierta Heath, yo haré las pancartas”

 

Media hora más tarde, Ghoulia estaba conduciendo su zombi moto entre la gente. Como siempre, Moe iba detrás de ella, solo que esta vez, en lugar de una bebida energética sujetaba una pancarta que decía:

–          “¡Monstruos! Somos el 31% ¡Acampada en el antro comercial!”

 

Heath lo estaba grabando todo con su cámara y editaría las imágenes para que pareciera que se trataba de una protesta de los normis en defensa de los monstruos. Seguro que lo vería todo el mundo antes de medianoche y demostraría a los padres de Ghoulia que no había ningún motivo para huir.

 

Quizá no fuera exactamente lo que había planeado ni se tratara de una protesta real, pero su plan acabaría funcionando como todo lo que hacía Ghoulia:

 

Pasito

                A

                               Pasito.

FIN

 

Hasta la próxima.

;=)

Por Helenitaz

I created this space to share my hobbies, especially for the Monster High, with all those, friends or not, who like dolls and everything related to them. Do you want to know more? Visit my blog: www.helenitaz.com

4 comentarios en «Capítulo Oculto Nº 13 del Libro 2 de Monster High: «Monstruos de lo más normales»»
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