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¿Os acordáis que el 13-04 en la página web de Monster High en USA se publicó la foto de Ghoulia con la Scooter y Slow Moe? También había un capítulo especial de la visita de Ghoulia al Monstruo Centro Comercial en Inglés.  Gracias al club de Monstruo Bloggeras podremos disfrutar de él en Español.

Ghoulia y Slow by Monster High
Ghoulia y Slow by Monster High

En el oculto capítulo 13 “Acampada en el antro comercial” podemos disfrutar de las monstruo aventuras de Ghoulia y Slo Moe sólo, en varias entregas, hoy las 5 primeras páginas, y cada lunes publicaré nueva entrega según la reciba de parte del Club.

Imágen propiedad de Mattel Inc y Monster High por cortesía de Monstruo Bloggeras.
Imágen propiedad de Mattel Inc y Monster High por cortesía de Monstruo Bloggeras.

 

«Benditos sean los normis que inventaron los antros comerciales al aire libre»

… pensó Ghoulia Yelps mientras pegaba un pase de vehículo especial en su Zombie moto. Atrás quedaban los días cuando se quedaba mirando el escaparate de una tienda mientras sus amigas se iban de compras por toda la ciudad. Gracias a su nueva pegatina dorada, un pase especial para personas con movilidad reducida, ahora ya podía conducir su zombi moto por el antro comercial de Salem.

«Agárrate bien», gritó en zombi mientras aceleraba a todo gas. Slow Moe, el amor platónico de Ghoulia, que parecía salido de alguno de sus cómics preferidos, estrechó a Ghoulia entre sus musculosos brazos para sujetarse bien. «jYuju!».

Ghoulia se imaginó a sí misma como una reina conduciendo por su reino lleno de tiendas de jabón con aromas afrutados, grandes almacenes de ropa a la última moda, restaurantes y tiendas de gafas de sol.

En su reino, la gente llevaba los mejores bolsos, tomaba cafés en las terrazas; los maniquíes de las tiendas lucían los conjuntos mas fashion y las calles estaban abarrotadas de artistas que hacían todo tipo de espectáculos a cambio de una moneda.

El antro comercial fue el primer sitio al que los padres de Ghoulia le dejaron ir sola, pero si su minucioso plan no funcionaba a la perfección, nunca más volvería a pisar ese lugar tan chulo.

Ghoulia apretó el acelerador y su Zombi moto dio un bandazo. La bebida energética de Slow Moe salió disparada y cayó al suelo. Slow Moe gritó de rabia mientras Ghoulia se reía.

Slow Moe le dio un golpecito en la espalda a Ghoulia para que se detuviera frente a una cafeterroría para pedir otro refresco.

«Lo siento», dijo Ghoulia con una risita mientras se fijaba en los vaqueros manchados de Slow Moe.

«Mentirosa», le contestó Slow Moe con una mueca de complicidad.

Tenía razón, Ghoulia no lo sentía en absoluto. Es más, le encantaba pillar desprevenido, al meticuloso de Slow Moe, esto le ayudaba a sentirse como la divertida e imprevisible heroína de cómic que le gustaría ser. La capacidad de Slow Moe para anticiparse a lo que pensaban hacer los demás le había servido para ganar una colección entera de trofeos de ajedrez, pero con Ghoulia era desesperadamente lento y su estrategia no le servía de nada. Normalmente, se reían mucho con las bromas de Ghoulia, y sus risas solían acabar en largas miradas melancólicas, pero hoy no iba a ser igual, el romanticismo pedía mucha paciencia y el tiempo se les estaba agotando.

Los Yelps casi habían acabado de hacer las maletas, en comparación con otros monstruos, eran muy lentos, pero el miedo a que les descubrieran hacía que se movieran más deprisa de lo habitual. Sus padres habían empezado a cargar el camión de la mudanza por la mañana, poco antes de que Ghoulia saliera de casa, y le habían advertido de que en doce horas estarán listos. Lo que significaba que tardarán unas cuarenta y ocho horas, pero aun así era demasiado pronto. Cuarenta y ocho horas y su vida se acabaría, esta vez de verdad. Su familia se iba a mudar a Lápida, una ciudad perdida en medio del desierto. Ghoulia y Slow Moe tendrían que despedirse, para siempre.

«¡Antes muerta!>, grito Ghoulia mientras aceleraba todavía más. Varios normis pululaban como palomas por las calles, así que Ghoulia tocó el claxon mientras daba la vuelta al puesto de galletas y tomaba la calle del antro comercial.

El lugar estaba lleno de fantasmas, pero no de esos divertidos que solían ir al instituto Merston, sino de los que atormentaban sus pensamientos con recuerdos de tiempos mejores.

«Saca una foto de la fuente», le dijo a Moe cuando pasaban junto a esta.

«¡Clic!». El verano pasado Lagoona Blue saltó dentro de la fuente y todos los demás monstruos la siguieron. Hacía tanto calor que sus madres ni siquiera les regañaron. En un momento se montó una monstruosa guerra de agua, hasta que llegaron los de seguridad. El incidente incluso salió en los periódicos, el titular decía: «La fuente de la juventud».

«¡Oh! Sácale una foto al chico de las palomitas», añadió Ghoulia señalando el quiosco de las palomitas de color rojo y amarillo.

«¡Clic!», Slow Moe hizo otra foto.

«Una vez, Cleo se hizo un lío con las vendas y por poco el chico de las palomitas no le vio la piel».

Luego, para tomarle el pelo la invitó a palomitas sin sal ni mantequilla, de esas que se llaman palomitas desnudas. Ghoulia podía notar como Slow Moe sonreía detrás de ella a pesar de que le estuviera contando una historia agridulce.

«Oh, ¿ves esa mancha de pintura roja de la pared, justo al lado de la tienda de ropa? ». Slow Moe asintió con la cabeza.

«Allí es donde un defensor de los derechos de los animales roció con espray a Clawdeen. El muy animal creyó que Clawdeen llevaba un abrigo de piel de visón», dijo Ghoulia mientras se reía.

«Es cierto que el abrigo de Clawdeen era de piel de verdad, pero aun así…», Ghoulia hizo una pausa y no fue capaz de seguir. Frenó lentamente la Zombi moto hasta detenerse, mientras sus palabras se atragantaban en su angustiada garganta. El futuro había dejado de ser un calendario de colores, lleno de calaveritas sonrientes e invitaciones a fiestas.

La tristeza, pesada como una losa, cubría a Ghoulia desde su melena azul hasta los tacones de sus plataformas de color rojo rubí. Se quitó las gafas y se secó las pestañas moradas.

Slow Moe la cogió, le dio la vuelta y se fundieron en un abrazo. «Todo saldrá bien», dijo él. Ella suspiro. Slow Moe se inclinó hacia delante hasta coger el manillar de la Zombi moto, abrazando el cuerpo de Ghoulia.

«Vámonos», dijo mientras arrancaba la moto y pasaba zumbando entre la muchedumbre.  La bufanda a rayas de Ghoulia salió volando y fue a parar en la fuente.

«¡Espera, mi bufanda!», grito Ghoulia.

«Me debías una», murmuro Slow Moe en el oído de Ghoulia.

Ella se rió y la losa de tristeza se evaporó. Todavía tenía la sonrisa en los labios cuando llegaron al cine. Tal como había planeado, Heath la estaba esperando frente a las taquillas can su cámara digital. Una lIamarada de pelo rojo se escapo por debajo de su gorro negro.

«¿TODO LlSTO?», le escribió Ghoulia con el móvil mientras se fijaba en los bancos y las aceras vacías.

«¿DÓNDE ESTÁN LOS BAILARINES?».

«No te preocupes, detrás de esos arbustos nos esperan escondidos unos cuantos chicos», dijo Heath. «Creen que se trata de una broma relacionada con la peli de monstruos que dan en el cine», añadió.

«¿YA SABEN CUÁNDO TIENEN QUE SALlR?».

 

CONTINUARÁ…

 

Hasta la próxima  😉

Por Helenitaz

I created this space to share my hobbies, especially for the Monster High, with all those, friends or not, who like dolls and everything related to them. Do you want to know more? Visit my blog: www.helenitaz.com

6 comentarios en «Ghoulia Yelps… “Acampada en el antro comercial”»

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